03 abril 2006

URBANIZANDO MIS COSTUMBRES

Iba yo solo, conmigo mismo, pensativo un día de primavera, cuando de repente y por sorpresa y alevosía se me cruzó un gato negro–oscuro, tirando a verde pálido por delante de mis mismísimos ojos, que contienen mis pupilas. Yo pensé que aquello podía ser la señal de alguien o algo trascendental, pero el caso es que no hice mucho ídem a la cuestión. Lo comenté entre mis amistades y, aunque yo no creo en fantasmas, ellos me hicieron pensar y me inculcaron en mi mente propiamente dicha de dentro de mi cabeza el sentido de lo fantasmagórico.
Este hecho me hico reflexionar acerca de si las patatas son unos tubérculos o son las orejas de los gnomos del Atlántico, que se ocultan bajo tierra.
Es posible que esto sea así, como también es posible que los árboles canten El Manisero, que yo encuentre trabajo o incluso que Reagan sea bueno. Ahora escribiendo en serio, y ya fuera de todo tipo de irregularidades en los párrafos que viene a continuación de éste, por el hecho metafísico que comporta la fuerza de la gravedad del tema, podemos afirmar que hacer auto-stop es peligroso. Y es peligroso porque nos podemos encontrar con algún desaprensivo que nos quiera hacer algo por la fuerza. Y, como todos sabemos, Fuerza es igual a Trabajo por Espacio, y no nos conviene. Debemos oponernos a toda aquella ley que diga lo contrario, y si es preciso ir a la güelga, porque la situación es insostenible.
Si hacemos un estudio exhaustivo del párrafo siguiente: "yo quisiera decirle que la quiero / pero me da miedo lo que ella pensará / porque su amor para mí es como un sueño / quisiera verlo hecho realidá", detonamos rápidamente –dejando de lado toda relatividad einsteiniana, con todo lo que comporta– que las pautas seguidas por el autor no son las adecuadas para la situación sentimental de su gato. No se puede jugar tan trivialmente con las perspectivas matrimoniales de los felinos–amigosdelhombre. No es una cuestión que deba tratarse entre personas no iniciadas en el tema, sino que es competencia de un Consejo de Ministros. En todo caso, la sociedad gatuna puede pedir apoyo al Defensor del Zoo.

Pero volvamos al tema que hoy nos entretiene, o nos entrefalta: ¿POR QUÉ LOS HIGOS SON VERDES?
Al respecto podemos apuntar que la situación no es del todo propicia para hablar del tema, sobre todo después de los disturbios de los últimos días en el Bronx. Además, Julio Iglesias ha abandonado temporalmente su casa de Bunholeiros da O Sierra. Quizás ha sido este último hecho, calificable de histórico, el que ha propiciado la caída en picado del dólar en Luxemburgo. La caída ha sido tan estrepitosa que ha tenido que ser ingresado en la UVI (Union Vinicolote Internacional) de un hospital de Québec. Ha sido visitado, en su residencia de la Casa Blanca de Guachintong, Ronald Reagan. Y ha sido visitado por el más grande importador de cosméticos de toda la historia del mundo: la Pantera Rosa. Y no es piratería, pero el Presidente ha quedado muy satisfecho del estado de salud de su compañera de cine. “Está muy favorecida. Tiene los colores muy vivos. No está nada pálida” –comentó al finalizar la entrevista–.

Pienso que si todos los gatos fueran pardos los negros de Sudáfrica no estarían tan reprimidos, y que Gorvachov se metería a cura. Y es que se piensan que todo el mundo es orégano, y que es oro todo lo que reluce. No saben que el que a hierro mata, a hierro muere; que diciendo con quien andas dices cómo eres y que dos y dos son cuatro.

En resumen, que si nos apretamos el cinturón un poco, igual podemos llegar a la Luna, y si no... a retrasar los relojes.

Sant Feliu de Llobregat, 26 de septiembre de 1985.

PD: ¡Llueve! Por tanto, vacune a su perro.
Si has llegado hasta aquí estarás pensando cuál es mi problema. Te lo explicaré: he tenido la tentación de hablar del Estatut, de la requetecrisis de Marbella, del Barça-Madrid de ayer, etc., pero me he resistido. Así que he recopilado unos viejos escritos (más de 20 años, madre mía) y lo he reproducido.
Esto te demostrará que hace 20 años mi cabeza tampoco andaba muy bien.