30 septiembre 2008
I'll be watching you
Every breath you take
Every move you make
Every bond you break
Every step you take
I'll be watching you
Every single day
Every word you say
Every game you play
Every night you stay
I'll be watching you
Oh can't you see
You belong to me
How my poor heart aches with every step you take
Every move you make
Every vow you break
Every smile you fake
Every claim you stake
I'll be watching you
Since you've gone
I've been lost without a trace
I dream at night
I can only see your face
I look around but it's you
I can't replace
I feel so cold and I long for your embrace
I keep crying baby, baby please
Every move you make
Every vow you break
Every smile you fake
Every claim you stake
I'll be watching you
Eclipse

Era un día de sol espléndido.
Como niños
28 septiembre 2008
El Rey
Yo sé bien que estoy afuera
Pero el día en que yo me muera
Sé que tendrás que llorar.Llorar y llorar.
Dirás que no me quisiste
Pero vas a estar muy triste
Y así te vas a quedar.
Con dinero y sin dinero hago siempre lo que quiero,
Y mi palabra es la ley,
no tengo trono ni reina
Ni nadie quien me comprenda...
Pero sigo siendo El Rey.
Y yo sigo siendo El Rey, El Rey sigo siendo yo..
Una piedra en el camino
Me enseñó que mi destino
Era rodar y rodarRodar y rodar
Después me dijo un arriero
Que no hay que llegar primero
Sino hay que saber llegar.
Con dinero y sin dinero
hago siempre lo que quiero,
Y mi palabra es la ley
no tengo trono ni reina
ni nadie quien me comprenda
pero sigo siendo El Rey.Y yo sigo siendo El Rey,
El Rey sigo siendo yo...
Luxúria i respecte

M'ha fet gràcia la resposta que va donar quan li van preguntar quin era el secret per a tenir un matrimoni tan durador amb la seva dóna (50 anys!!): "dosis correctes de luxúria i respecte".
Genial!! És la resposta correcta. És la manera correcta.
Hi pensaré.
PD: Veient la foto desmenteixo les informacions de que som germans!!
26 septiembre 2008
L'observatori
El sentit de la responsabilitat
M'ho va ensenyar el meu pare. Ell no ho sap, perquè no ho va fer amb paraules ni discursos grandiloqüents. Ho va fer amb les seves actuacions, la seva forma de veure la vida.
Ho va fer durant la transició, quan jo era petit i em deia que anava a prendre mides a un senyor per fer-li un vestit (el meu pare era sastre) i jo em mosquejava perquè cada dia a la mateixa hora i mig en secret anar a prendre mides... Ara ja sé que anava a reunions subversives de l'UGT i del Partit.
Ho va fer quan el Cesc Baltasar no se'n sortia amb la Generalitat per aconseguir dotacions per a les escoles de Sant Feliu i va posar en peu de guerra les AMPAS de Sant Feliu, malgrat les seves diferències amb el Cesc. Deia que la seva obligació no era fer fora el Cesc, per molt que volgués, sinó que el meu germà i jo tinguéssim una pista de futbol on jugar a l'hora de l'esbarjo.
Ho va fer quan va assumir responsabilitats al PSC. Eren moments difícils, de convulsió interna, baralles, expulsions, denúncies... Però el seu sentit de la responsabilitat el va fer posar-se al front d'un grup de gent amb voluntat de treballar. I no va parar fins que va veure un alcalde socialista a la seva ciutat.
Ho va fer essent regidor. Quasi sense estudis, amb una formació treta de la vida quotidiana, de l'observació, de les lectures històriques i de la seva sempre senzilla però acurada anàlisi del seu voltant, es va presentar (de número 2!!). I les coses van començar a anar d'una manera diferent.
Ho va fer retirant-se a temps. Que vinguin altres. Però sobre tot el seu sentit de la responsabilitat es va palesar quan va seguir currant com a militant de base, amb poques forces però amb coratge i ganes. Com en temps de la transició.
Avui reflexiono sobre això perquè toca. Perquè per fer gran una empresa, una família, un país o simplement una relació cal sentit de la responsabilitat.
Només així podrem ser grans. Només així podrem ser més grans.
Avui toca sentit de la responsabilitat.
Kindred
25 septiembre 2008
El casarse pronto y mal
En este miserable estado pasan tres años, y ya tres hijos más rollizos que sus padres alborotan la casa con sus juegos infantiles. Ya el himeneo y las privaciones han roto la venda que ofuscaba la vista de los infelices: aquella amabilidad de Elena es coquetería a los ojos de su esposo; su noble orgullo, insufrible altanería; su garrulidad divertida y graciosa, locuacidad insolente y cáustica; sus ojos brillantes se han marchitado, sus encantos están ajados, su talle perdió sus esbeltas formas, y ahora conoce que sus pies son grandes y sus manos feas; ninguna amabilidad, pues, para ella, ninguna consideración. Augusto no es a los ojos de su esposa aquel hombre amable y seductor, flexible y condescendiente; es un holgazán, un hombre sin ninguna habilidad, sin talento alguno, celoso y soberbio, déspota y no marido... en fin, ¡cuánto más vale el amigo generoso de su esposo, que les presta dinero y les promete aun protección! ¡Qué movimiento en él! ¡Qué actividad! ¡Qué heroísmo! ¡Qué amabilidad! ¡Qué adivinar los pensamientos y prevenir los deseos! ¡Qué no permitir que ella trabaje en labores groseras! ¡Qué asiduidad y qué delicadeza en acompañarla los días enteros que Augusto la deja sola! ¡Qué interés, en fin, el que se toma cuando le descubre, por su bien, que su marido se distrae con otra...!
¡Oh poder de la calumnia y de la miseria! Aquella mujer que, si hubiera escogido un compañero que la hubiera podido sostener, hubiera sido acaso una Lucrecia, sucumbe por fin a la seducción y a la falaz esperanza de mejor suerte.
Una noche vuelve mi sobrino a su casa; sus hijos están solos.
-¿Y mi mujer? ¿Y sus ropas?
Corre a casa de su amigo. ¿No está en Madrid? ¡Cielos! ¡Qué rayo de luz! ¿Será posible? Vuela a la policía, se informa. Una joven de tales y tales señas con un supuesto hermano han salido en la diligencia para Cádiz. Reúne mi sobrino sus pocos muebles, los vende, toma un asiento en el primer carruaje y hétele persiguiendo a los fugitivos. Pero le llevan mucha ventaja y no es posible alcanzarlos hasta el mismo Cádiz. Llega: son las diez de la noche, corre a la fonda que le indican, pregunta, sube precipitadamente la escalera, le señalan un cuarto cerrado por dentro; llama; la voz que le responde le es harto conocida y resuena en su corazón; redobla los golpes; una persona desnuda levanta el pestillo. Augusto ya no es un hombre, es un rayo que cae en la habitación; un chillido agudo le convence de que le han conocido; asesta una pistola, de dos que trae, al seno de su amigo, y el seductor cae revolcándose en su sangre; persigue a su miserable esposa, pero una ventana inmediata se abre y la adúltera, poseída del terror y de la culpa, se arroja, sin reflexionar, de una altura de más de sesenta varas. El grito de la agonía le anuncia su última desgracia y la venganza más completa; sale precipitado del teatro del crimen, y encerrándose, antes de que le sorprendan, en su habitación, coge aceleradamente la pluma y apenas tiene tiempo para dictar a su madre la carta siguiente:
Madre mía: Dentro de media hora no existiré; cuidad de mis hijos, y si queréis hacerlos verdaderamente despreocupados, empezad por instruirlos... Que aprendan en el ejemplo de su padre a respetar lo que es peligroso despreciar sin tener antes más sabiduría. Si no les podéis dar otra cosa mejor, no les quitéis una religión consoladora. Que aprendan a domar sus pasiones y a respetar a aquellos a quienes lo deben todo. Perdonadme mis faltas: harto castigado estoy con mi deshonra y mi crimen; harto cara pago mi falsa preocupación. Perdonadme las lágrimas que os hago derramar. Adiós para siempre.
Acabada esta carta, se oyó otra detonación que resonó en toda la fonda, y la catástrofe que le sucedió me privó para siempre de un sobrino, que, con el más bello corazón, se ha hecho desgraciado a sí y a cuantos le rodean.
No hace dos horas que mi desgraciada hermana, después de haber leído aquella carta, y llamándome para mostrármela, postrada en su lecho, y entregada al más funesto delirio, ha sido desahuciada por los médicos.
«Hijo... despreocupación... boda... religión... infeliz...», son las palabras que vagan errantes sobre sus labios moribundos. Y esta funesta impresión, que domina en mis sentidos tristemente, me ha impedido dar hoy a mis lectores otros artículos más joviales que para mejor ocasión les tengo reservados.
El Pobrecito Hablador, n.º 7, 30 de noviembre de 1832
24 septiembre 2008
Las Palabras
El hombre, por el contrario, el hombre habla y escucha, el hombre cree, y no así como quiera, sino que cree todo. ¡Qué índole! El hombre cree en la mujer, cree en la opinión, cree en la felicidad... ¡Qué sé yo lo que cree el hombre! Hasta en la verdad cree. Dígale usted que tiene talento. «¡Cierto!», exclama en su interior. Dígale usted que es el primer ser del universo. «Seguro», contesta. Dígale usted que le quiere. «Gracias», responde de buena fe. ¿Quiere usted llevarle a la muerte? Trueque usted la palabra y dígale: «Te llevo a la gloria»; irá. ¿Quiere usted mandarle? Dígale usted sencillamente: «Yo debo mandarte». «Es indudable», contestará.
He aquí todo el arte de manejar a los hombres. ¿Y es malo el hombre? ¿Qué manada de lobos se contenta con un manifiesto? Carne pedirán, y no palabras. «El hambre, oh lobos –decidles–, se ha acabado: ahogado el monstruo para siempre...» «¡Mentira –gritarán los lobos–: ¡al redil, al redil!, el hambre se quita con cordero...» «La hidra de la discordia, oh ciudadanos –dice por el contrario un periódico a los hombres–, yace derribada con mano fuerte: el orden, de hoy más, será la base del edificio social; ya asoma la aurora de justicia por qué sé yo qué horizonte; el iris de paz (que no significa paz) luce después de la tormenta (que no se ha acabado); de hoy más la legalidad (que es la cuadratura del círculo) será el fundamento del procomún...», etc., etc. ¿Ha dicho usted «hidra de la discordia», «justicia», «procomún», «horizonte», «iris» y «legalidad»? Ved enseguida a los pueblos palmotear, hacer versos, levantar arcos, poner inscripciones. ¡Maravilloso don de la palabra! ¡Fácil felicidad! Después de un breve diccionario de palabras de época, tómese usted el tiempo que quiera: con sólo decir «mañana» de cuando en cuando y echarles palabras todos los días, como echaba Eneas la torta al Cancerbero, duerma usted tranquilo sobre sus laureles.
Tal es la historia de todos los pueblos, tal la historia del hombre... Palabras todo, ruido, confusión: positivo, nada. ¡Bienaventurados los que no hablan, porque ellos se entienden!
Revista Española, n.º 209, 8 de mayo de 1834. Firmado: Fígaro. (M.J. Larra)
22 septiembre 2008
Ulls
Es lo que tiene
20 septiembre 2008
Dolents
Volien fer-me pupa, però no hi era. Només hi ha hagut danys materials.
Si ho haguéssin aconseguit segurament no podria escriure ara mateix aquest post. I estaria encara plorant de la ràbia.
He hagut de dormir fora de casa, perquè els dolents no m'han deixat entrar aquesta nit.
El millor de tot és que he comprovat, un cop més, que tinc gent que m'estima.
Tinc qui m'ha escoltat i m'ha tranquil·litzat, des de la distància i la proximitat. La seva veu serena, la seva capacitat per a pensar em van ajudar en els primers moments de nervis. Sé que si hagués pogut hagués vingut de seguida per abraçar-me.
Tinc qui va posar el seu sofà a la meva disposició per a dormir, si calia.
Tinc qui ha deixat la feina per venir a reparar els danys i donar-me consells pràctics.
Tinc qui m'ha fet el dinar, m'ha vetllat la migdiada i m'ha cuidat la casa mentre jo no hi era. Gràcies, mami.
I tinc qui em va fer passar una nit encantadora, fent-me oblidar que els dolents havien vingut.
Ara tinc son, tinc nervis i estic cansat. I estic emprenyat perquè encara haig de donar gràcies a que els dolents van fer-me poc mal. Els dolents són dolents.
Però sobre tot tinc la gent que m'estima i que a la crida de socors es pregunten si estaré bé.
Us estimo.