19 diciembre 2005

Boicots y otras hipocresías

En la tarde del pasado sábado asistí divertido a una conversació en la cola de la pastería. A la pobre propietaria se le acababan de romper unas docenas de botellas de vino Ribera del Duero, lo que dió pie a un mitin anti-boicot a los productos catalanes por parte de una señora que esperaba a que las aguas (bueno, el vino) volvieran a su cauce.
La señora en cuestión argumentaba, con acierto, que el boicot al cava catalán, aparte de una indecencia, era una barbaridad, ya que el vidrio, el corcho, el papel, etc. necesario para la distribución del cava se produce fuera de Catalunya. Pero lo mejor vino cuando alguien le preguntó:
-¿Y de quién es la idea del boicot?
-Del PP, por supuesto. Pero el origen está en el tripartito. Si estos no gobernaran, el PP no haría estas cosas.
¡Genial! No merece más comentarios el silogismo. Se descalifica por si solo.

Pero el tema me hizo pensar sobre la hipocresía que envuelve el tema del ya famoso boicot.

La gente es libre de comprar lo que quiera y dejar de comprar lo que le dé la gana. Pero lo que no es aceptable es tanta hipocresía en los argumentos. Me explico.

¿Cuántos patriotas (de hojalata o de madera, es igual) han dejado de consumir productos de empresas que contaminan nuestras aguas, matan nuestra flora o ponen en peligro la fauna?
¿Cuántas de ellas han dejado de ponerse abrigos de visón (especie en peligro de extinción)?
¿Han dejado de adquirir productos fabricados por empresas que usan niños como mano de obra?
¿Se niegan a consumir lo que producen las empresas que pagan menos a las mujeres por el hecho de ser mujeres?
¿Siguen comprando artículos producidos por empresarios que no respetan los derechos de los trabajadores?
¿Usan papel reciclado o satinado?
¿Cuántos de estos boicoteadores (de aquí o de allá) han visionado alguna vez pornografía infantil?

Y podría seguir.

Yo confieso que me gusta el jamón extremeño porque es bueno, el vino de La Rioja por su calidad, las naranjas valencianas y los zapatos de alicante. Y la ropa debe ser china, supongo, por aquello de la globalización.
Y también confieso que no reciclo de que debería y que no miro los códigos de conducta corporativa de las empresas a las que compro.

Será que no soy buen patriota, ni de estos ni de aquellos.