19 febrero 2007

Ese Caí


Primero fue el ferrocarril, después la prensa y ahora las líneas de vuelos baratos. Gracias a estos avances de la técnica el grado de conocimiento de lo que pase en lugares hasta ahora lejanos va en aumento.
Este fin de semana lo he pasado en Cádiz. Una escapada a los Carnavales, a la risa, al desenfado y a la felicidad colectiva.
No hay duda que los catalanes somos gente abierta, acogedora, liberal y tolerante. Pero aquí los pisos son caros, las fiestas son más bien íntimas y a veces la risa es contenida.
Somos el motor de la economía española, tenemos un crecimiento del PIB por encima de la media y políticamente parecemos un oasis en el desierto de la confrontación bipartidista (aunque cada vez menos, parece). Vale, pero esto que nos cuesta tanto esfuerzo personal y colectivo podría verse compensado con un buen plato de gambas, unos erizos de mar y un buen secreto ibérico, regado con unas copitas de un vino oloroso. PERO AL PRECIO DEL SUR.

Y contra la seriedad casi gris de muchos directivos, políticos, dirigentes deportivos e incluso del vecino de la esquina, podríamos vacunarnos, aunque sea una vez al año, con una de los cientos de chirigotas sureñas.


Sin duda, volveré.


No hay comentarios: